Voy a hablar desde algo personal. Cuando era pequeña, nos daban charlas de sexualidad en la escuela con un personaje que se llamaba “Gusi”, un gusanito que nos enseñaba sobre las partes privadas y que nadie debía tocarlas. Me acuerdo que me daba risa, no porque no lo entendiera, sino porque en casa nunca hablábamos de eso, así que escuchar esas cosas me parecía raro e incómodo.
También recuerdo que, a los cinco años, escuché a una compañerita mencionar algo que no entendía para nada, le pregunté qué significaba y me lo explicó, fue confuso, me marcó y me dejó muchas dudas que no me atreví a preguntar en casa porque, como nunca me habían hablado de ese tema, me dio vergüenza y en ese momento pensaba que era algo prohibido o “solo para adultos”, y me lo guardé. Ya de grande entendí que la mamá muy probablemente le hablaba de estos temas para prevenir cualquier situación.
Y fue gracias a esa experiencia, y a lo visto en el video, que me convenzo de que es importante que padres, maestros y líderes infantiles inviertan mínimo cinco sesiones de empoderamiento para los niños.
Primero, porque los niños aprenden diferente que los adultos, ellos necesitan juegos, repetición, historias, canciones… no solo una charla y si queremos que realmente comprendan y recuerden qué hacer ante un riesgo, tenemos que hablarles en su idioma.
Segundo, porque hablarlo más de una vez normaliza el tema, si solo se menciona una vez, se vuelve incómodo o tabú, pero cuando se habla con respeto, naturalidad y sin miedo, se abren espacios seguros donde pueden preguntar, entender y hasta confiar si algo les pasa. (No como me pasó a mí de niña).
Y por último, porque prevenir no es solo informar, es empoderar. Decir “nadie debe tocar tus partes íntimas” es apenas el comienzo, pero que un niño se sienta con el derecho y la seguridad de decir “NO” requiere práctica, confianza y adultos presentes ya que eso no se logra en una sola sesión, se logra haciéndolo un hábito, como comer: los niños saben decirte qué les gusta o no, porque comen todos los días, así mismo debe ser el empoderamiento que reciben contra el abuso sexual: diario, natural y sin tabús.