Me motiva profundamente porque creo que entender el impacto de esos traumas es clave para poder ayudar de verdad. Saber que las experiencias adversas en la niñez, como la violencia, el abandono o la falta de afecto, pueden dejar huellas profundas en la salud emocional, física y mental de una persona es algo que no se puede ignorar.
Es impresionante cómo estas vivencias moldean la forma en que una persona se relaciona consigo misma y con los demás, afectando su autoestima, sus vínculos y hasta su capacidad de confiar. Lo más importante es que, aunque el trauma pueda ser devastador, también existe la posibilidad de sanarlo. Ver que con el apoyo adecuado las personas pueden transformar esas heridas en aprendizaje y resiliencia me inspira muchísimo. Eso me impulsa a seguir aprendiendo y buscando formas de aportar, porque creo que nadie debería cargar solo con ese dolor sin tener una red que le ayude a salir adelante.