Fortalece el conocimiento y la conciencia en los niños: Repetir y reforzar en varias sesiones conceptos clave como el cuidado del cuerpo, los límites personales, el consentimiento y cómo pedir ayuda permite que los niños interioricen la información, la recuerden con facilidad y sepan actuar si se sienten en peligro.
Genera confianza y comunicación abierta: A través de sesiones continuas, se crea un ambiente seguro donde los niños pueden expresar dudas, compartir experiencias y sentirse escuchados. Esto fortalece su relación con los adultos de confianza y rompe el silencio que muchas veces rodea al abuso sexual.
Previene de forma efectiva a largo plazo: La prevención no se logra con una sola charla. Al dedicar al menos cinco sesiones, se construye un aprendizaje progresivo y profundo que empodera a los niños para identificar situaciones de riesgo, protegerse a sí mismos y también cuidar a otros. Además, los adultos se capacitan mejor para acompañar y guiar con responsabilidad.