Razón 1:
Para construir aprendizajes sólidos y duraderos.
Los niños necesitan reforzar poco a poco lo que deben saber sobre su seguridad personal. Cinco sesiones permiten aprender con calma, entender bien los riesgos y recordar cómo protegerse.
Razón 2:
Para fortalecer la confianza y comunicación con los adultos.
Hablar varias veces del tema ayuda a crear un ambiente seguro donde los niños se atrevan a preguntar, contar sus dudas y sentirse escuchados por padres, maestros o líderes.
Razón 3:
Para practicar qué hacer en situaciones reales.
No basta con saberlo, hay que practicarlo. Con varias sesiones, los niños pueden ensayar respuestas y reacciones ante posibles peligros, para actuar con seguridad si llega a pasar algo.