Es sumamente necesario ya que, en muchas ocasiones, debido a nuestra falta de conocimiento los niños, niñas y adolescentes terminan convirtiéndose en víctimas. Como adultos, tenemos la responsabilidad de proporcionarles un entorno seguro, confiable y libre de cualquier tipo de violencia.
Cuando no cumplimos con esta responsabilidad, nos convertimos, de alguna manera, en cómplices de este gran delito al no actuar para protegerlos adecuadamente. La prevención es clave para garantizar su bienestar, por lo que es esencial estar alerta y comprometidos con su seguridad.