Es fundamental brindar una educación real, integral y de calidad sobre el abuso sexual, ya que el conocimiento es una herramienta clave para la prevención. A través de una formación adecuada, se puede proteger a niños, niñas y adolescentes, ayudándolos a reconocer situaciones de riesgo, a poner límites y a buscar ayuda cuando sea necesario. Además, una educación bien estructurada no solo fortalece a quienes podrían ser víctimas, sino que también prepara a padres, docentes, profesionales de la salud para identificar señales de abuso y actuar de forma empática, responsable y efectiva. Contar con herramientas y conocimientos adecuados permite acompañar a las víctimas con respeto y sensibilidad, brindándoles el apoyo necesario para su recuperación emocional y fortalecimiento personal.