El adolescente es vulnerable porque empieza a despertar a su sexualidad y si su autoestima es endeble cree que debe satisfacer ciertos patrones de conducta esperables para agradar a terceros. Eso es utilizado por inescrupulosos que están a la pesca. Hay que generar espacios de diálogo para anticiparles que esto puede suceder así nadie los agarra desprevenidos.