Recuerdo el versículo: “Romanos 6:23… Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. El pecado causa decadencia, destrucción y muerte, incluso cuando el pecado que se cometió contra nosotros nos afecta a nosotros. Nuestra única esperanza es la que se encuentra en Jesús. Las investigaciones han demostrado que las personas tienen una mayor tasa de respuesta/supervivencia cuando terminan los programas de recuperación que son religiosos. Creo que eso solo me motiva más a infundir esperanza en alguien. Dios nos ve como vencedores y campeones ante los desafíos que enfrentamos. Es mucho más fácil para nosotros concentrarnos en estrategias de prevención, porque el trabajo para sanar es largo y duro. Si podemos llegar primero, con la ayuda de Jesús podemos ayudar a cambiar sus vidas, no solo ahora sino para siempre.
