¡Totalmente de acuerdo! La tecnología puede ser súper útil, pero también tiene sus riesgos, especialmente para los más chicos. Lo clave, como mencionas, es que los adultos estemos presentes, acompañando y guiando. No se trata solo de poner límites, sino de crear confianza para que los menores sepan que pueden hablar con nosotros si ven algo raro. Fortalecer esa conexión es lo que realmente hace la diferencia para que no caigan en situaciones peligrosas.