El conocimiento sobre el abuso sexual es importante para la protección y prevención. Hay que estar capacitados para identificar señales de alerta y situaciones de riesgo en el entorno de los menores para poder intervenir a tiempo, protegerlos y, en muchos casos, evitar que el abuso ocurra. La información adecuada puede marcar la diferencia entre detectar un peligro y permitir que el menor continúe expuesto a un riesgo potencial y vulnerable.
Tambien es importante el apoyo emocional y psicológico tras un abuso. Conocer las consecuencias del abuso sexual, como la depresión, la ansiedad, los trastornos de conducta, el aislamiento social y la baja autoestima, permite al entorno poder brindar el apoyo necesario para ayudar a las víctimas. Cuando un niño o adolescente atraviesa una situación traumática, es fundamental que las personas a su alrededor sepan cómo actuar, ofreciendo un entorno de confianza y contención emocional que facilite su recuperación.