Considerando su vulnerabilidad biológica se mencionan 3 razones:
1. El cerebro del adolescente, en específico la corteza prefrontal en la que se ubica el juicio y la responsabilidad está en proceso de desarrollo; en consecuencia, no identifican los peligros que están acechándolos y son más frágiles.
2. El sistema límbico, en los adolescentes, que regula las emociones no ha madurado, por la falta de experiencia y poco entrenamiento en la regulación de las emociones; en consecuencia, pueden llegar a ser adictos a estímulos que son propios de su edad, como la pornografía, entre otros. Esto puede ser aprovechado si no hacemos prevención.
3. El cerebro del adolescente está en proceso de desarrollo y es fácilmente impactado por la tecnología digital; por ejemplo, los celulares con sonido, movimiento y luz estimulan fuertemente su cerebro llevándoles a un mundo digital y alejándolos del mundo real. Esto les impulsa a creer en las amistades y engatusadores románticos aparentemente reales; pero que en realidad son adultos o jóvenes con intensiones perversas que terminan dañándolos. Frente a estas condiciones, es ineludible realizar acciones de prevención.
