La familia es el primer entorno protector para los niños, niñas y adolescentes, es allí donde se les debe brindar el cuidado, el acompañamiento, la comprensión y una educación integral, incluyendo en esta una educación sexual sana, en la cual nuestros niños, niñas y adolescentes tengan de primera mano información fidedigna y adecuada para su edad, en la medida que estos estén bien informados, en esta misma medida aumentará la posibilidad de ser menos vulnerable para los depredadores sexuales.
Un entorno que comprenda, identifique y prepare a sus niños, niñas y adolescentes en reconocer los posibles riesgos y consecuencias del abuso sexual, redundara en un entorno con 0 tolerancia al abuso y explotación sexual.