Tienes mucha razón. Más allá de preocuparnos, debemos actuar para proteger a nuestros niños y adolescentes, quienes son especialmente vulnerables a la trata de personas debido a varias carencias, tanto afectivas como económicas. Por eso, es crucial abordar estos temas de forma cercana y constante, ofreciéndoles el conocimiento y el apoyo emocional que necesitan para reconocer y evitar las trampas que los depredadores utilizan. La conciencia y la educación en nuestra comunidad son nuestras mejores armas para combatir este peligro.